Ese le necesitaba más que ningún otro.Aunque sabia perfectamente que el ya no iba a volver a mi lado, me lo había dejado bien claro aquella mañana cuando estábamos tomando nuestro típico café de cada Nochebuena, que todos los años hacíamos a la misma hora y en el mismo sitio. No salían de mi cabeza las palabras que me había dicho: "Lily los dos sabíamos que este momento tenia que llegar algún día, hoy es ese día no aguanto mas sin poder decírtelo... Se ha acabado... ya no siento lo mismo, ya no te quiero como antes. Podrás reponerte, lo se te conozco perfectamente después de tres años junto a ti, ahora te dolerá pero en pocos meses sera como si nunca hubiera existido en tu vida." Cada vez que lo recordaba las lagrimas empezaban a recorrer mis sonrojadas mejillas.
Las ganas de llegar a mi casa aquella noche no existían, quería irme al lugar mas alejado y donde nadie me incomode. Quiero la máxima soledad que haya en al faz de la tierra, desahogarme en mis propias lagrimas.
En ese instante sonó el móvil, distrayéndome de mis pensamientos. Lo mire, era mi madre. Pensé para mi misma: "Seguro que es para saber si me queda mucho tiempo para llegar a casa y meterme prisa". Descolgué el teléfono:
- ¿Si?
- Hija, ¿te queda mucho para llegar a casa? Están a punto de llegar todos y no estas en casa todavía y sin cambiarte de ropa. - Como lo sabia, es tan predecible mi madre.
-Mama, tranquila llego enseguida. Me da tiempo de sobra a ponerme el vestido.
-Bueno.. tu date prisa por si acaso.
-Si.. ¡adiós!- La colgué enseguida.
Seguía caminando en dirección a casa, acelere un poco el ritmo si no quería discutir como mi madre también hoy.
Volví a sumergirme en mis pensamientos...
La Navidad solo es para quienes tienen alguien especial a quien regalarle un detalle a la mañana siguiente. |
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